Plagio... el monstruo detrás de cada escrito
- k-valencia
- Nov 3, 2019
- 4 min read
En mi vida académica el plagio siempre ha sido el monstruo escondido debajo de la cama. Empecé a conocer el manual APA en noveno, algo tarde realmente, cunado mi profesora de lengua castellana nos pedía hacer ensayos con mayor forma, mayor rigurosidad. En ese momento no era tan seria la cosa pues apenas estábamos familiarizándonos con el tema, pero si nos molestaba por algo que no estuviese citado, ya fuera por falta de comillas o por una fecha. Ya cuando entré a decimo la cosa fue poniéndose más exigente, había una clase en específico en la que nos exigían APA; Semillero de Proyecto. Esta clase era un preparativo para el proyecto de investigación que debíamos hacer en once grado para graduarnos, por lo que conocer el sistema de citas era de lo más básico que debíamos saber. Mi profesor se tomó la tarea de revisar cada una de las citas que teníamos en los documentos y nos hacía repetir el escrito hasta que toda cita quedara perfecta. Era algo mamón no lo niego, pero hoy en día agradezco mucho que nos haya molestado tanto con eso, hasta nos llevó la adaptación de un manual APA de su universidad. En grado once era indispensable manejar el manual APA, como todo buen trabajo de investigación, el proyecto de grado debía tener un marco teórico donde se expusieran las bases en las cuales tu tema se iba a sustentar por lo que citar a otros autores era un must. Gracias a mi profesor de décimo y junto a mi asesor, no tuve ningún problema en este escrito, aunque nunca lo pasaron a una revisión estricta porque pues estamos hablando de algo escolar básico.
Cuando entré a la universidad, todo esto dio sus frutos pues fue de gran ayuda en las reseñas, ensayos y demás trabajos porque me los pedían en el estilo APA, digamos que eso yo ya lo tenía mecanizado y no le veía mayor importancia, había escuchado del plagio pero nunca lo tomé muy enserio. Ya en segundo semestre las cosas empezaron a hacer sentido. Para la clase de Interlocución y Argumentación la profesora nos pidió de trabajo final un ensayo bien argumentado, con fuentes confiables y perfectamente citado, hice todo mi trabajo algo sobre el tiempo pero yo creía que iba a estar perfecto, cuando nos pidió subirlo a Turnitin (plataforma donde compara tu escrito con documentos, artículos, libros, y todo tipo de fuente de información para verificar que tanto plagio se ha hecho) el porcentaje fue bastante, si mal no recuerdo estaba por el 20% ¿pero cómo? Había citado como me lo pedían y en serio fui muy precavida con eso. Bien, pues resulta que Turnitin no es tan bueno como lo estiman, o eso me parece a mí, resulta que me señalaba palabras comunes como una fuente de plagio, no digo que mi trabajo fuera impecable, para nada, de hecho si tuve que corregir algunas citas y revisar otras, pero por ejemplo, el parafraseo a pesar de estar citado la plataforma me lo marcaba.
No le di mucha importancia a este tema realmente, era solo un trabajo para una clase que ni me motivaba tanto la verdad. Luego, cuando vi composición visual, el tema del plagio volvió a surgir, pero esta vez a manera de imagen lo que me pareció interesante, ahí me pareció más grave de lo que había pensado cundo me lo hablaban en los escritos. Digamos que hasta ese momento yo no valoraba mucho la escritura, como que siempre la había visto como un trabajo académico y no como un ejercicio de producción intelectual, pero las fotos y los dibujos tenían un impacto más fuerte en mí, y solo pensar que alguien presente el dibujo de otra persona como suyo me parecía de lo más horrible y vulgar que cualquier ser humano podía hacer. Entonces cuando Cobos empezó a hablar de este tema en clase, ya lo veía con otros ojos. Es bastante trabajo crear un conocimiento, sin mencionar las horas de trabajo para la investigación y producción de un proyecto, y que alguien deliberadamente decida apropiarse de lo ajeno es el colmo, es indignante. Si alguien hubiese presentado mi proyecto de grado como de él, juro que lo hubiese matado (bueno no literalmente, pero si me habría cabreado). Estaba (y sigo estando) orgullosa de mi investigación y pensar que alguien pudiese levarse el crédito por mis horas de trabajo es simplemente repugnante.
De cualquier manera, creo que todo este viaje que sin querer emprendí en noveno, sin ser muy consiente de ello, me ha enseñado a valorar profundamente el arte de la escritura, como un ejercicio integro de producción intelectual al que se le invierten horas de trabajo, horas que vale la pena reconocer con una simple cita, porque realmente no cuesta tanto citar las cosas, es hora de dejar la pereza de escribir, es hora de aportar cosas con tus escritos, así sea solo por dar una opinión, pero dar una opinión informada, con argumentos y autores de respaldo y esto solo lo logras 1. Investigando 2. Leyendo y 3. Reconociendo en quién te basas para pensar lo que piensas y así le darás un peso de verdad a tus trabajos.
Comments